Para este piso, de carácter eminentemente urbano, se proyectó y llevó a cabo una obra de reforma completa que redistribuyó y cambió la orientación de los espacios.
¿El toque Catalina House? El suelo de tarima de roble teñida en negro, a juego con la carpintería de las ventanas alemanas, negras también en el interior. Esto contribuyó a acentuar el aire cosmopolita y con un punto industrial que se buscaba a la hora de plantear el proyecto de interiorismo.
Además, la cocina se agrandó para ubicar en ella un comedor de diario. El mobiliario crea una atmósfera retro, potenciada por la utilización de mosaicos de baldosa hidráulica. Todo un acierto.
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